La semana de la PROVI es la “semana grande” del cole. Toda la comunidad educativa está implicada, y las puertas del colegio se abren a otras horas y para otras actividades.
Lo primero, como en toda buena celebración, es preparar y decorar la casa. En la PROVI se prepara cada año con auténtico mimo el “rincón” de la Virgen. Este año, entre todos los alumnos del colegio han elaborado una preciosa alfombra de flores para los pies de María. Esta alfombra ha presidido el rincón toda la semana y también la Eucaristía de las familias, que celebramos el domingo, y a la que asistieron todos aquellos que en algún momento han sentido que esta era su casa.
Por este rincón han ido pasando todos los alumnos, pequeños y mayores, para dejar sus agradecimientos o peticiones a la Virgen. Han escrito unas tarjetas que les llegarán a las madres clarisas del Convento de Ntra. Sra. de la Esperanza, que también tienen un cuadro de la Virgen de la Providencia en su sala de visitas, y que tendrán presentes todas esas peticiones en sus oraciones.
Este año se ha organizado, por primera vez, un Concurso de Artes Visuales y Musicales en el que han participado todas las etapas.
Cada clase de infantil ha realizado su propia versión del cuadro de la Virgen de la Providencia utilizando técnicas artísticas diferentes. Aunque todos eran preciosos, se han elegido dos ganadores que, después de ser enmarcados, irán destinados al Hospital Oncológico San Chinarro de Madrid y al Centro hospitalario Valles de Alcalá.
En primaria la creatividad se ha multiplicado y han realizado distintos tipos de composiciones pictóricas, lettering, lapbook, collage, cuadros scrakbook, álbumes scrapbooking, y todo tipo de manualidades.
En secundaria, además de todo lo anterior, algunos alumnos y grupos han optado por grabar vídeos o murales con el himno de la Providencia. Hasta se han atrevido con la Inteligencia Artificial.
Todo un derroche de arte para expresar nuestro cariño hacia Sta. María de la Providencia.
Pero toda fiesta Provi tiene también una dimensión solidaria, porque ser Providencia significa eso, SER PARA LOS DEMÁS. Por eso, los mayores se han encargado de organizar y gestionar un mercadillo solidario, cuyas ganancias se unirán a las de la tradicional rifa y al chocolate y se entregarán a las hermanas para sus misiones.
Ay, ese chocolatito rico, uno de los recuerdos imborrables de la PROVI.
